Addio, Walter
White. Eravamo amici ormai, due compagni di avventure precipitati insieme
nell’inferno dell’uomo senz’anima, capace di tutto, più nero del nero. E invece
dopo 64 episodi la serie è finita. Dove vanno i personaggi di cui ci
innamoriamo quando la loro storia finisce? Continuano a vivere in un paradiso
narrativo degli eroi inventati? O nell’inferno di chi ha il cuore di tenebra?
Walt, mi hai mantenuto con il fiato sospeso per mesi, teso come se fossi io a
rischiare l’osso del collo, oppure infuriato, depresso, impaurito o devastato a
seconda dei capricci di quel genio che è il tuo creatore, Vince Gilligan. E ora
è tutto finito.
Devo
ancora capire perché la tua storia mi abbia coinvolto così tanto. I colpi di
scena? La crudezza morale? La grande umanità dei personaggi? Un copione da
urlo? Tutto vero, ma riduttivo. È stato l’ingrediente segreto, quel quid magico
che solo un alchimista come te poteva usare nella sua ricetta magica per la
droga definitiva: il thriller da sofà. Il vuoto che mi è esploso dentro dopo
l’ultimo fade to black sarà duro da riempire. Chissà che non mi tocchi rivedere
Breaking Bad completo da capo per rubarti la ricetta... per il successo.
Adiós, Walter White.
Ya éramos amigos, dos compañeros de aventuras precipitados juntos en el
infierno del hombre sin alma, capaz de cualquier cosa, más negro que el negro.
Pero después de 64 episodios la serie ha terminado. ¿Dónde van los personajes de
los que nos enamoramos cuando termina su historia? ¿Siguen viviendo en el
paraíso narrativo de los héroes de ficción? O en el infierno de los que llevan
por dentro el corazón de las tinieblas? Walt, me has mantenido en vilo durante
meses, tenso como si me jugara el cuello yo mismo, o bien enfurecido, deprimido, asustado
o destrozado según los caprichos de ese genio que es tu creador, Vince Gilligan.
Y ahora todo ha terminado.
Todavía
tengo que averiguar por qué tu historia me ha enganchado tanto. ¿Los giros de
guión? ¿La moral cruda? ¿La gran humanidad de los personajes? ¿Un guión
monumental? Todo cierto, pero simplista. Ha sido el ingrediente secreto, ese
algo mágico que sólo un alquimista como tú podía utilizar en su receta mágica
para la droga definitiva: el thriller de sofá. El vacío que explotó dentro de
mí después del último fundido en negro será difícil de llenar. Tal vez me tocará
volver a ver Breaking Bad completa para robarte la receta... para el éxito.
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