lunedì 29 giugno 2015

La enfermedad de Yannis - una tragedia griega



Yannis estaba grave. La cirrosis lo estaba devorando. Demasiados años de borracho, demasiadas juergas sin pensar en el mañana. Era el último de una familia de 19 hermanos, además de una docena de primos, que trabajaban juntos en la empresa de la familia. Eran una familia rica, próspera, casi feliz, y las disputas de los abuelos, bisabuelos y tatarabuelos para repartirse oscuras herencias se habían terminado desde hacía dos generaciones.
Yannis era el encargado de organizar las vacaciones de la familia, poca cosa, pero por lo menos desde su humilde casita, la más pobre de todas, tenía las mejores vistas al Mar Nuestro de toda la familia. Todo el mundo le envidiaba, y se iban a veranear donde él tan pronto como los compromisos se lo permitían.
Pero Yannis estaba empeorando. Le faltaba el dinero para comer. Perdió peso, tenía ataques de depresión. Trató de quitarse la vida.


La enfermedad de Yannis dividía a los hermanos. Todo el mundo parecía estar de acuerdo con Johanna, la hermana mayor, quien dirigía la empresa con firmeza teutónica: era culpa de Yannis, que irresponsablemente se había emborrachado durante años dejando de lado su trabajo. Pero muchos en realidad disentían, especialmente Giovanna, Juana y João, que vivían al lado del Mar Nuestro como Yannis y, como él, sentían que la vida no sólo consistía en trabajar y ganar dinero, como sostenía Johanna. Y si bien era cierto que Yannis era culpable de ser un borracho, también era cierto que el alcohol que bebía lo fabricaba la empresa familiar, que era entonces responsable de haberlo envenenado durante años. Jeannette también, en el fondo, pensaba como ellos, pero a pesar de su savoir-farie no se atrevía a decírselo a Johanna porque eran vecinas, y las dos hermanas tenían la reputación de estar siempre de acuerdo en todo. El primo Juan, desde su casa en la isla, seguía los malentendidos de los hermanos con una mezcla de diversión y preocupación, mientras el tío Ivan trataba de consolar a Yannis invitándolo vez en cuando a un chupito de vodka.
Un día, Yannis faltó una vez más al trabajo. Así Johanna convocó a los 19 hermanos para una reunión de emergencia.
– Yannis está muy enfermo. No cumple con su deber en el trabajo. Tenemos que tomar medidas.
Acorralado, Yannis aceptó su ultimátum: la familia le garantizaría un suministro regular de alcohol, a cambio él se comprometería a cumplir con sus deberes para con la familia.
Pronto el acuerdo resultó insostenible: el hígado Yannis estaba cada vez peor, y seguir bebiendo no hacía más que empeorar su salud. Así Yannis, en un raro momento de lucidez, comprendió que tenía que dejarlo. Decidió ir a una clínica de rehabilitación, y pidió a los otros 18 hermanos que pagaran por su hospitalización, con la promesa de devolvérselo cuando estuviera curado. Johanna se opuso. Mucho se discutió, y volaron insultos y recriminaciones. Pero ninguno de los hermanos se atrevió a contradecir a Johanna, y así Yannis fue expulsado de la empresa y la familia.


Ahora Yannis vive en una casa modesta. Sus días están marcados por una liturgia de pequeños gestos que le mantienen sobrio. Ha retomado el contacto con Giovanna, Juana, João y Jeannette, que en el fondo envidian su serenidad. El mejor amigo de Yannis es el tío Ivan, quien pagó la clínica para su sobrino y para el que ahora Yannis trabaja como agente de viajes.
Johanna nunca quiso volver a hablar con Yannis. Después de la expulsión, las relaciones familiares se han deteriorado, los hermanos se pelean por cualquier cosa, la empresa va mal y la competencia de la familia Huang amenaza con comprar la empresa y despedir a todos.
     Al único que le va bien es a John. Disfruta de su casa en la isla, y a veces se va de vacaciones donde Yannis, porque Yannis aún tiene las mejores vistas al Mar Nuestro de toda la familia.


© 2015 Tommaso Franco

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